martes, 25 de noviembre de 2008

Florencia y el Negro Enrique

Viernes 19 de septiembre de 2008, 2 de la madrugada. Piazza de Sant'Ambrogio. Florencia.
Era la primera jornada fiorentina y ya es parte de nuestra memoria de risas para no olvidar. Después de contarnos algunas historias entre mojitos y cervezas, la velada y la conversación (cada vez más desenfadada) nos conduce a Peppe, a Luca y a mí hasta Maradona, cosa fácil habiendo un napolitano y yo por medio.

Peppone eleva a los cielos la figura del argentino y entonces surge la gran pregunta: ¿recuerdas quién le dio el pase a Maradona en la jugada del mejor gol de la historia?

El otro héroe era Héctor el Negro Enrique, un aseado volante de River, que dio un toque suave y sutil con el exterior de su bota derecha a 70 m del arco contrario para que recibiera Diego e hiciera lo más fácil: dejar por el suelo a media selección inglesa.
Como homenaje a Enrique decidimos crear su propio club de fans, al que desde aquí te invito a formar parte. Además, para que quedara constancia, incluimos esta información en la biografía de Héctor Enrique en Wikipedia (no te la pierdas) que puedes consultar desde aquí: http://es.wikipedia.org/wiki/Hector_Enrique

domingo, 16 de noviembre de 2008

Mi habitación

Mi habitación es una caja de cartón donde guardo los días presentes. Cuando hace sol, sonríe. En los días de lluvia hay que cerrar bien para evitar que algún disparate se caiga por el balcón. Sus paredes se van domesticando salpicadas a base de postales italianas y de láminas con gritos y noches estrelladas.

La adorna un espejo que le dice verdades a quien le contradice y un tímido sillón que se siente incómodo cuando te acercas.

Por lo demás, es muy acogedora. A veces, si suena Extremoduro, sube del 5º al ático y se lanza al aire volando sin motor.

Lo que mejor guarda es una cajita de madera que cobra vida y siente todo lo que le rodea y lo de más allá. Que sueña con no ahogarse cuando suba la marea. Que busca fundir soles y lunas en el mismo día.

sábado, 8 de noviembre de 2008

Fotos 2: Florencia


Ponte Vecchio

Helena, Sara y Roberto

Piazza della Signoria

Río Arno

Con Helena y Luca,
desde Piazzale Michelangelo

Florencia: el gran decorado

Desde Piazzale Michelangelo, arriba, en la colina, ves una ciudad abierta a tus ojos, como un abanico que te invita a soñar y a adentrarte en su historia, en el mármol y el ladrillo que la decora. Pero como un escaparate, cambia, se transforma, de día y de noche, de jueves a viernes.

Y bajas a descubrir. Si repites, cada paseo te enseña algo más. El Ponte Vecchio no es el mismo si lo atraviesas desde un lado y otro del río Arno. Cuando está anocheciendo es quizás cuando más te sorprende. La luz va dorando las paredes y reflejándose en el agua para que el río se convierta en ascuas que iluminan las dos orillas de la ciudad.

La flor de lis que simboliza a Florencia se abre desde la mañana para que sus calles muestren el esplendor renacentista que no ha dejado de serlo hasta hoy. Renace y brilla para el visitante. Michelangelo, Leonardo o Botticelli no sólo los ves en los interiores, los contemplas en lugares como la Piazza della Signoria, rodeada de esculturas imponentes.

También renace en Piazza della Repubblica, semillero de poetas posteriores, y en el Duomo, reformado en el siglo XIX para que conservara su identidad primera, así como en otras iglesias. Las tiendas y mercadillos callejeros nos llevan desde los recuerdos monumentales hasta el propio Pinocchio, toscano como su creador.

Toscana es la región que rodea al gran decorado de verdes montes, como toscanos son los cicerones que me han ayudado a descubrir Florencia: Luca, Sara, Roberto (Pepe Gálvez, un poco toscano ya) y Helena (de corazón toscano). A ellos les doy las gracias por ser tan buena gente y hacer que la risa sea parte fundamental de nuestra amistad.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Fotos 1: Nápoles

Como veis, gozo de buena salud
Piazza del Plebiscito

Nápoles y el Vesubio

Stadio San Paolo

Pizzeria Di Matteo

Tiendas con calles