lunes, 15 de junio de 2009

Paisaje


"Cuando uno está verdaderamente triste le gusta ver las puestas de sol"
Le petit prince
Tardó algunos años y gastó muchas suelas hasta encontrarla.
Ahora que el deseo quemaba ya sus pies,
sólo pidió que el sol y la luna se eclipsaran al menos una vez.
Porque entonces no habría nadie que pudiera arrancar tanta ilusión.
Porque no habría razones que los acercaran a la tristeza.
Construirían un sencillo paisaje, no necesitarían nada más.
Podrían gritar con alegría que el infierno estaba muy lejos de allí.

martes, 26 de mayo de 2009

Santo Stefano di Sessanio, Campo di Marte, Gran Sasso (Abruzzo)

En octubre visité Campo di Marte y algunos pueblos pequeños que rodean el Gran Sasso, la cima más alta de los Apeninos, rodeada de un parque natural, en la región de Abruzzo.
Tengo la seguridad de que estuve comiendo en la llanura más relajante que he conocido. El tiempo se para. A lo lejos te rodean las montañas. Se sube hasta allí para saborear un buen vino y comer los típicos arrosticini, pinchos sabrosos de carne de oveja que compras en las tiendas/restaurantes de la llanura y que asas a tu gusto al aire libre.
Después del almuerzo es hora de conocer esas pequeñas joyas que se esconden entre las colinas. Una de ellas es Santo Stefano di Sessanio. Es una aldea de piedra que vivía en otro tiempo, decorada con tiendas de artesanía, no necesitaba los avances de los últimos siglos para mostrar su sencilla y pausada alegría al visitante.
Hace poco, las fotografías y los videos me confirmaban los malos presagios. El crujido de la tierra en Abruzzo arrancó e hizo escombros la torre y más de la mitad de Santo Stefano di Sessanio.
Prefiero mostrar las imágenes de aquella bella jornada de octubre (ver entrada del blog del sábado 18 de abril de 2009).

martes, 12 de mayo de 2009

Lucha de gigante

No sé cómo empezar esto. Es diferente a lo demás que he escrito en este sitio.

Tú has expresado lo que yo pensaba y no sabía decir.
Tú has llenado los vacíos de mi habitación.
Tú me has ayudado a expresar lo sensible del amor.
Siempre me has empujado en ese maravilloso misterio del deseo y la seducción.
Tú también me has mostrado la senda del incomprendido.
Una parte importante de lo que le debo al amor lo he aprendido de tí.
Y has hecho que Lucha de gigantes y otro puñado de canciones sean la banda sonora de mi vida.
Ahora tú, no dejes de hablar.

Mi amigo Javier ha sido el primero en avisarme esta mañana. Fue también el primero con el que aprendí a descubrir y descifrar tu guitarra y tus letras. Fuimos a verte en directo hace dieciséis años por lo menos, y ya te enterraban. Ahora tampoco. Sólo que hay que parar un momento porque el escalofrío es brutal. Le decía a Javier que el jueves mientras conducía sonó de repente en la radio Chica de ayer y sentí un escalofrío tan fuerte como el de hoy. No sé, pero nunca me había sucedido. Ya el sábado, de madrugada, Cristobilla me tocaba con su guitarra la misma canción para cantarla cerrando la boda del Lute.
Compañeros, no hago con estas letras un obituario, después de esta breve pausa, iremos otra vez a cerrar el Penta.

sábado, 18 de abril de 2009

domingo, 1 de marzo de 2009

Roma: Detalle en Piazza Navona

Ese día se reunieron todos alrededor de la plaza para presenciar la caída del frío sol de febrero.
Buscando la coartada una vez más, como todas las tardes, se sentaban en las terrazas los que siempre creyeron en el amor, siempre con la firme intención de confirmar sus presagios y disfrutar de algún detalle, cada vez menos frecuente.
Disculpados quedan los que llegaron poco antes, por hacerles esperar tanto. Eran nuevos allí y no están acostumbrados.
Mientras los figurantes, corderitos inocentes, paseaban por la plaza, el sol se agachó despacio. Las fuentes y los pintores dejaron de distraer para celebrar, con el silencio más amplio del mundo, la sincera declaración que otorgó ese abrazo.
No se fueron, los que siempre creyeron. Se quedaron para contarlo, igual que la última vez.
Dejaron marchar a los nuevos, impacientes. Casi nunca creyeron. Tampoco ahora los necesitamos.

lunes, 2 de febrero de 2009

Fotos: Ferrara

Castello Estense
Duomo
Detalle del Duomo
Piazza del Castello
La pandilla en acción
Foto: Peppe (el que no sale)

lunes, 26 de enero de 2009

Ferrara: la ciudad de la bicicleta

Ha sido una de las agradables sorpresas que me he llevado en Italia. Antes de venir no tenía referencia alguna de esta ciudad. A poco más de 40 km de Bolonia, cerca de la división entre Emilia-Romaña y Véneto, descansa Ferrara.

Viendo las fotografías de Ferrara se puede deducir que estamos en un lugar donde la bicicleta es parte de la cultura local. Cerca de 100.000 bicicletas para 130.000 habitantes. Quizás este dato sirva para imaginar que es un sitio abierto al visitante, el ferrarese presume de ser menos engreído que los habitantes de las ciudades que le rodean.

Según nos acercamoss al centro histórico, nos recibe con su foso y su puente levadizo el castillo Estense, herencia de la hegemonía de la Dinastía del Este, allá por la Baja Edad Media. Allí fue donde Nicolò III d'Este decapitó a Parisina Malatesta, su segunda esposa, y a su hijo Ugo al comprobar que eran amantes. Lord Byron inmortalizó este hecho en su poema Parisina.

A pocos metros se alza el Duomo gótico-románico, del siglo XII, rodeado de comercios que sugieren hacer una parada. Hay que recrearse aquí.

La noche es otro de los atractivos de Ferrara. No son pocos los sitios para tomar aperitivos y unas copas llegada la medianoche. No podré olvidar las visitas al ARCI con Marco y Pasquale, cicerones y buenos cocineros (del sur tenían que ser...), porque cerrar bares siempre fue abrir amistades.

miércoles, 14 de enero de 2009

A Ángel González: verso sobre verso, palabra sobre palabra

Marcar la piel del agua. Así has definido materializar la idea de escribir un poema. Esa misma sutileza se extrema en estas tardes de otoño e invierno. Aquí, en Bolonia, tus versos se beben más despacio y el agua del río se remansa.

Haces que el mundo no sea tan áspero para los que, alguna vez o siempre, nos empeñamos en volar para disfrutar, desde lo etéreo, de este presente incierto. Tú ya has hecho bastante por alargar el tiempo. Del futuro habrá tiempo de hablar en el futuro.

Este enero nos sacude frío y nos recuerda que hace un año ya que te has ido, sin irte. Nosotros, los de ahora, seguimos sacudiendo tu árbol.
Aprendamos de uno de sus frutos

Canción de invierno y de verano
Cuando es invierno en el mar del Norte
es verano en Valparaíso.
Los barcos hacen sonar sus sirenas al entrar en el puerto de Bremen con jirones de niebla y de hielo en sus cabos,
mientras los balandros soleados arrastran por la superficie del Pacífico Sur bellas bañistas.
Eso sucede en el mismo tiempo,
pero jamás en el mismo día.
Porque cuando es de día en el mar del Norte
-brumas y sombras absorbiendo restos
de sucia luz-
es de noche en Valparaíso
-rutilantes estrellas lanzando agudos dardos
a las olas dormidas.
Cómo dudar que nos quisimos,
que me seguía tu pensamiento
y mi voz te buscaba -detrás,
muy cerca, iba mi boca.
Nos quisimos, es cierto, y yo sé cuánto:
primaveras, veranos, soles, lunas.
Pero jamás en el mismo día.