jueves, 4 de diciembre de 2008

Verona: spritz en la Señoría de los Scaligeri

Llegamos poco antes de la hora en la que los gladiadores asomaban sus armaduras en el anfiteatro. La primera parada debía ser allí: la Arena Romana. Sorprendentemente bien conservada, sirve a su ciudad como balcón de la ópera en verano y presume, con su fachada de ladrillos rosados, de ser la flor abierta de la Piazza Brà.
El puente Scaligero nos invita a disfrutar de una vista del río Adigio rodeando el centro histórico que gobernó la dinastía Scaligeri.
Paseando por Via Mazzini comprobamos la elegancia indudable de la ciudad, cercana al paisaje urbano centroeuropeo, y la fusión con sus gentes, que celebran el sábado como el gran día.
El camino de acceso al patio de la Casa di Giulietta se decora a diario con los mensajes de amor que las parejas hacen colgar de sus paredes. Sin duda, Shakespeare había imaginado así el famoso balcón. Dicen que si deseas encontrar un nuevo amor, debes tocar el pecho derecho de la estatua de bronce de Giulietta. No lo hice. Si ese es el símbolo del amor, por primera vez le he dado la espalda. Quizás otro día.
La Piazza delle Erbe, antiguo foro romano, es el corazón de Verona. Tomando un spritz, especie de vermú típico de la zona, contemplamos la historia y su mercadillo eterno. Un lugar que no se olvida.
Hace tiempo que se ha ido el sol. Los veroneses continúan paseando.
Gracias a Barbara y a Greta, con las que ha sido más fácil conocer la ciudad de los enamorados.

1 comentario:

alberto y migue dijo...

Oye, pues si vuelves, agárrale a la estatua las tetas con las dos manos, a ver si cae algo por aquí. Lamento mezclar mi sucia lengua con tu sutil comentario, pero mi corazón, como el tuyo, ande quizá algo cansado. Un beso, chulo. Migue.